MAC/20: Minas y Comunidades

Ni Curas Se Salvaron: Decenas De Heridosen Protestas Realizadas En Santa Bárbara Y Siguatepeque

Published by MAC on 2007-07-20
Source: http://www.elheraldo.hn

Ni curas se salvaron: decenas de personas heridas en protestas realizadas en Santa Bárbara y Siguatepeque

HONDURAS | 18 de julio del 2007
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Santa Bárbara. La sangre volvió a correr en las manifestaciones públicas. Ayer fueron campesinos, sacerdotes y periodistas, que protestaban contra las mineras, los que sintieron la fuerza brutal de policías revestidos con trajes antimotines, granadas lacrimógenas y toletes. El encontronazo, que dejó varias personas detenidas y heridas, se produjo en la colonia 6 de Mayo, Santa Bárbara. La orden de desalojo violento se dio luego de que los manifestantes se negaron a habilitar el paso por la carretera que conduce a occidente. La protesta fue coordinada por miembros de la Alianza Cívica por la Democracia (ACD), organización que exige una nueva ley de minería que beneficie a la población y no a las empresas mineras.

Mientras el pueblo era toleteado, en el Congreso Nacional se discutían las partes sensibles del dictamen elaborado por la Comisión de Recursos Naturales y Minería. A eso de las 5:00 de la mañana, el panorama estaba pacífico en el sector de La Flecha. Y es que la presencia de unos 100 antimotines impedía que los manifestantes cerraran el paso. A esta misma hora y a unos 20 kilómetros de distancia, otro grupo de ciudadanos se formaba para cerrar el paso a la altura de la 6 de Mayo. A eso de las 6:00 de la mañana, los manifestantes cruzaron un camión en los dos tramos de carretera, impidiendo el tráfico vehicular.

La protesta fue apoyada por los sacerdotes Marco Aurelio Lorenzo, Daniel Corea y Reginaldo García. Después de diálogos intermitentes, la orden de desalojo llegó a las 8:00 de la mañana. El sacerdote Marco Lorenzo dijo que este gobierno se comporta como "un gobierno militar represivo". Fue a eso de las 11:00 de la mañana que los antimotines empezaron a acercarse, listos para cumplir la orden recibida tres horas antes.

ENCOMENDADOS A DIOS

Cuando los uniformados avanzaban, los campesinos se tiraban a tierra en oración a Dios. Sabían que la hora de la represión se acercaba. En sus plegarias le pedían al Creador que los ayudara a defender los recursos, las fuentes de agua y a salvaguardas sus vidas. Los uniformados ni se inmutaron. La batalla campal comenzó a las 11:45 de la mañana. A esta hora, la tanqueta empezó a rociar agua, de las armas de los policías salieron bombas lacrimógenas y los toletes se empuñaron contra todo aquel que tocaba el pavimento de la carretera a occidente.

Los campesinos respondieron con piedras, con palos y, uno que otro, con los machetes que les dan de comer. Los agentes "Cobras" no tuvieron piedad. Repartieron palizas a jóvenes, adultos y ancianos. Algunas mujeres corrieron la misma suerte, ya que arrastradas y por el pelo las sacaron de sus viviendas. Al final, varias personas fueron llevadas en patrullas a las estaciones policiales, entre ellas sacerdotes y hasta periodistas que registraron el ataque brutal.

SIGUATEPEQUE

Las protestas también se hicieron sentir en Siguatepeque, Comayagua, donde al menos unos 400 afiliados al Comité Cívico de Organizaciones Indígenas de Honduras (Copinh) llegaron y se apostaron desde las 6:00 de la mañana en el puente El Calán. La manifestación era coordinado por Salvador Monsón, quien agitaba a los indígenas con cánticos y frases de reproche en contra de los miembros del Congreso Nacional.

Los líderes clérigos de Intibucá, La Paz y Lempira llegaron al lugar con el fin de ser escuchados por los entes gubernamentales. "El gobierno debe enterarse de la problemática del pueblo y si protestamos es porque las cosas no andan bien", indicó Bonifacio Cedillo, representante de la Iglesia. Después de permanecer cuatro horas sin permitir el tráfico de vehículos, fueron desalojados por los policías preventivos. Las bombas lacrimógenas se hicieron sentir entre los indígenas al filo de las 9:45.

Por la fuerza fueron retirados la mayoría de ellos y los que se opusieron pagaron su decisión con sangre. "Tratamos de dialogar con ellos en tres ocasiones, pero no llegamos a un acuerdo", dijo el subcomisionado Leonel Enamorado, quien dio la orden para que los agitadores fueran desalojados del puente. Contrario a la versión policial, las autoridades del Copinh aseveraron que no hubo ningún dialogo con ellos y que simplemente los habían sacado por la fuerza. "Vamos a morir en el campo de batalla", eran las palabras que más se escuchaban en el alboroto.
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