La Mafia Del Cobre
Published by MAC on 2006-05-21Source: http://www.clarin.com
La mafia del cobre
21.05.2006
http://www.clarin.com
Por Rolando Barbano y Leonardo De Corso
Es uno de esos delitos que, antes de la devaluación y de la crisis, no existían. El rédito era casi despreciable y nadie estaba lo suficientemente desesperado como para arriesgarse por tan poco. Pero el encarecimiento en dólares del botín, sumado a la multiplicación de gente dispuesta a ir a buscarlo, hizo que el robo de cables de cobre estallara. Hoy está en pleno auge, de la mano del alza mundial del precio de este metal y de la organización mafiosa que alcanzó este negocio en el país.
Los afectados son millones. Sólo en los primeros cuatro meses del año, 604.944 usuarios de teléfonos (460.516 de Telefónica y 144.428 de Telecom) se quedaron sin línea por culpa de 3.439 robos de cables. Si la tendencia se mantiene se marcará un récord, ya que en todo 2005 los clientes con problemas habían sido 1.136.802 (8.932 robos). Las compañías eléctricas viven un fenómeno similar, aunque lo miden de otra forma: en este cuatrimestre, a Edesur le robaron 20 kilómetros de cableado, lo mismo que en todo 2004.
Los pasajeros de trenes también lo sufren. Las ex líneas Sarmiento y Mitre, por ejemplo, tuvieron que suspender servicios porque el robo de los cables inutilizó sistemas de señales. En el campo, la Federación Agraria tuvo que salir a denunciar hace un mes los crecientes hurtos de cables de cobre de los equipos de riego por aspersión. Y los fabricantes de productos hechos en cobre no dejan de quejarse por la competencia desleal de quienes usan esos metales robados como materia prima.
El problema es nacional. Para frenarlo, a principios de abril el Ministerio de Economía de la Nación decidió prohibir por 180 días la exportación de cobre y aluminio, que alcanzaba los 10.000.000 de dólares anuales. El motivo: a pesar de que aquí no se produce ese metal, se exportaba más del doble de lo que se importaba. Además, se está creando un registro de exportadores, a los que se exigirá certificados de AFIP para probar el origen de la mercancía que pretende vender.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Seguridad bonaerense creó la Mesa de Prevención de la Sustracción de Cables y Metales No Ferrosos, donde se reúnen la Policía y representantes de empresas de tevé por cable, telefónicas, eléctricas y ferroviarias. "Trabajamos como contra los desarmaderos de autos", explica a Clarín su coordinador, el subsecretario de Información para la Prevención del Delito, Roberto Vázquez.
La cotización mundial del cobre es lo que alentó el auge de este delito en los últimos meses. Sólo en lo que va de este año, el precio de la tonelada de este metal rojizo aumentó un 80%: hoy ronda los 8.000 dólares en la Bolsa de Metales de Londres. La producción escasea por problemas mineros y la demanda aumenta de la mano de China.
La suba se traslada a todos los sectores, incluidos los consumidores más chicos: el kilo de caño de cobre para refrigeración aumentó de 27 a 50 pesos desde enero a hoy; el caño de hidrobronz de pulgada y media pasó de 50 a 85 pesos el metro.
"Se trata de un delito de cuello blanco y de los más organizados", señala Vázquez a Clarín. "En un extremo tenemos a cientos de personas de muy escasos recursos que se dedican a sustraer cables, dos metros acá, cien allá. Las chatarrerías se los compran y lo almacenan. El tercer escalón son las fundiciones, donde tienen calderas gigantes de más de 1.200 grados para transformarlos", agrega.
La gran mayoría de los robos se dan en el conurbano bonaerense (Telefónica ubica allí el 83% de sus pérdidas), ya que en Capital la mayoría de los cableados van bajo tierra. "No tuvimos denuncias este año", dijeron a Clarín en la Federal. Quienes más lo sufren son las telefónicas, ya que sus redes no tienen electricidad. "Encontramos personas electrocutadas porque trataban de cortar líneas de 132.000 voltios", señalan en Edenor.
A esa empresa le robaron 860 kilómetros de cable desde la devaluación a hoy y a Edesur, 200; el año pasado promediaron 340 kilómetros. Los números se disparan al considerar a las telefónicas, cuyos cables contienen un mínimo de 1.200 pares de líneas de cobre (si les roban un kilómetro de cable, pierden 1.200 kilómetros de metal). Juntas, Telefónica y Telecom promedian más de 130.000 kilómetros/par robados al año, algo equivalente a tres vueltas al mundo y a 420 toneladas (casi 3.400.000 dólares).
"Ahora hay una nueva modalidad, que es el robo del cobre en stock", indica Vázquez. La fabricante de cables Prysmian (ex Pirelli Cables) informó que el jueves robaron un camión con 25 toneladas de cobre (más de 150.000 dólares) que iba de Chile hacia su planta. A IMSA le asaltaron uno el mes pasado -venía de Brasil- y otro a fines de 2005. "El 30 por ciento de los piratas del asfalto roban materiales de construcción", aporta Héctor Foresi, de la Federación de Empresas de Autotransporte de Carga.
Hubo más. A una fábrica de Lanús le vaciaron su depósito de avenida San Martín. Y en otro galpón, Prefectura recuperó el martes 50 toneladas robadas.
Las chatarrerías -sólo en provincia de Buenos Aires hay más de 200- ofrecen en promedio unos 5 pesos por kilo de cobre. "Allanamos una por día, pero hay un vacío legal para regularlas", dice Vázquez. De allí, el cobre se exporta o va a fundiciones legales e ilegales. Clarín consultó a grandes empresas productoras de cable -hay más de 100- sobre la utilización de cobre salido de esas fundiciones y lo negaron. Pero varios se acusaron mutuamente de hacerlo y se quejaron por la falta de controles que hay sobre ese sector.
"Te ofrecen el cobre un 25 por ciento más barato que el traído de Chile o Brasil", contó por experiencia propia el dueño de una fábrica de conductores eléctricos. El resultado es un cable más barato, aunque inseguro. "Tienen el sello de seguridad que exige la Secretaría de Industria, pero no cumplen las normas IRAM ni Mercosur", agregó.
Para el secretario Vázquez, hay pocas dudas. "Por el volumen que se está manejando, encontramos dos grandes líneas. Una es la de la exportación, que ahora esperamos parar con la medida del Ministerio de Economía. La otra es la del consumo de la industria local", concluye Vázquez. "Es una hipótesis delicada, pero hay muchos objetos que se fabrican en el país que requieren de cobre y también de aluminio".