Búsqueda De Uranio Preocupa E Ilusiona A Varios Pueblos Santandereanos
Published by MAC on 2006-10-22Source: http://www.eltiempo.com
COLOMBIA
Búsqueda de uranio preocupa e ilusiona a varios pueblos santandereanos
FÉLIX LEONARDO QUINTERO ENVIADO ESPECIAL DE EL TIEMPO CHIMA (SANTANDER) Octubre 22 de 2006 http://www.eltiempo.com
En las montañas de Chima, al fondo, estaría buena parte de las 2.000toneladas de uranio que se estima hay en Colombia. Multinacionales quieren hurgar las entrañas de Zapatoca, Simacota, Ábrego, Ocaña y Chima para encontrar el material radiactivo.
Desde hace unas semanas, las carreteras destapadas y las lluvias dejaron de ser los temas centrales de las conversaciones en Chima (Santander). Buena parte de sus más de 3.000 habitantes ahora solamente hablan de lo que les traerán los extranjeros.
Aquí, donde los únicos que gozan de acueducto son los que viven en el casco urbano (las 16 veredas no tienen alcantarillado ni vías pavimentadas), la multinacional de origen canadiense KPS Ventures buscará uranio, metal muy apetecido para la generación de energía nuclear.
A la población, a cinco horas por carretera desde Bucaramanga, llegaron un geólogo colombiano y dos extranjeros para anunciarle al Alcalde que intentarán hallar el material radiactivo en su jurisdicción, pero no le precisaron a partir de cuándo.
El mandatario, Blas Antonio Ochoa, contó que recibió la inesperada visita hace siete semanas. "Dijeron que iban a hacer un recorrido y que avisarían la fecha de su regreso, pero no he vuelto a tener contacto con ellos", dijo.
En su despacho, situado en una vieja casona en reparación, frente a un parque, el alcalde calcula que la exploración podría traerle recursos para pavimentar los 17 kilómetros que separan Chima de Simacota, la población más cercana, a la que hoy se llega después de un tortuoso recorrido de dos horas y media.
En 66 mil hectáreas
Aunque Juan Manuel Peláez, representante legal de KPS no respondió las llamadas de este diario, se sabe que la multinacional quiere escudriñar en Chima, Simacota y Zapatoca (Santander), Ábrego y Ocaña (Norte de Santander), y en Berlín (Caldas). De hecho, en los santanderes ya hay 20 solicitudes formales para buscar uranio.
"De 33.600 hectáreas que habían solicitado inicialmente en Santander, el área de exploración se redujo a 20.000, porque varias de las zonas que querían están en el Parque Nacional de los Yariguíes, que es una reserva ambiental. En Norte de Santander, son 32.000 hectáreas", informó Mauricio Jiménez, coordinador regional del Instituto de Investigaciones Geológico-Mineras (Ingeominas).
También se sabe que la inversión de los canadienses alcanzaría los siete millones de dólares (cerca de 16.500 millones de pesos), una suma gigantesca si se la compara con los 2.000 millones de pesos anuales que maneja la administración de Ochoa, o con los 70 millones de pesos que el municipio recauda cada año mediante el cobro de impuestos.
Canadienses, los pioneros
No es la primera vez que firmas foráneas se aventuran en el suroccidente santandereano en busca de este material radiactivo, utilizado en la fabricación de la primera bomba atómica.
En la vereda La Piedra, a cuatro horas del casco urbano de Chima, el campesino Pedro Caro recuerda el primer tanteo. Fue hace 32 años, cuando canadienses y trabajadores de las firmas nacionales Enusa, Iaea y Coluranio llegaron a esas montañas.
En una deficiente comunicación, a través de la única línea telefónica que existe en la zona, Caro, de 70 años, aseguró que todavía se distinguen las piedras marcadas con verde y rojo por esos exploradores pioneros.
Jiménez, el representante de Ingeominas, dice que los estudios de esta institución indican que en esta región estaría la mayor reserva de uranio de Colombia.
La mala noticia es que el país no tiene la tecnología, los especialistas ni los recursos para buscarlo. Por eso, en caso de encontrarlo, la mayor tajada se quedaría en manos de las multinacionales. Según el geólogo Luis Albino León, por la libra de uranio se pagan 40 dólares (unos 95.800 pesos) en el mercado internacional.
Uranio, mitos e imaginación
El rastreo del uranio, que en esta parte del país se encontraría adherido a rocas ígneas y ácidas como granitos y pegmatitas, ha despertado toda suerte de comentarios en Chima.
El padre Alfredo Mogollón, párroco de la única iglesia, teme que el campo se quede solo como consecuencia de la improvisación con la que las autoridades estarían manejando el asunto.
"No se ha capacitado a los labriegos para evitar que todos busquen empleo con los extranjeros. Es necesario que la gente sepa hacia dónde vamos y que se diseñe un proyecto oficial frente a la exploración", puntualizó el capellán de la Inmaculada Concepción, construida hace más de 300 años.
A otros, como Cristina Castillo, de 49 años, les preocupa que aumenten los desórdenes mentales en la población. "Aquí siempre se ha dicho que el uranio es el responsable de que mucha gente esté loca", sostiene convencida.
Pero Jhon Ángulo, el médico del pueblo, dice conocer la causa de esos males. "Es producto del incesto, que pulula en la región", opina el profesional, que estima en más de 30 las personas con problemas siquiátricos.
A dos cuadras del parque, en una pequeña papelería donde ofrece acceso a Internet, Yuri Andrea Amado, de 19 años, es optimista. Para ella, la presencia de los norteamericanos generará empleo en Chima, que hasta ahora ha sobrevivido de la ganadería y de los cultivos de café, caña de azúcar y legumbres.
Metal escaso, costoso y peligroso
En la década del 70, las perspectivas de uranio en el mundo aumentaron grandemente, debido a la crisis energética por los precios del petróleo. Con Desde esa época, isótopos radioactivos del uranio (extraídos en laboratorio por bombardeos atómicos) se usan en medicina, agricultura, veterinaria, en la conservación de alimentos y en otras industrias. El uranio es un elemento metálico radiactivo blanco argénteo (color plata), pesado, inflamable, dúctil y muy tóxico. Tiene un isótopo capaz de fisión continuada (división del átomo). Tras la II Guerra Mundial, cuando se logró controlar esa energía, se comenzó a usar como combustible nuclear, para generar energía eléctrica, en fotografía y para dar color a los vidrios. Los métodos más usados para hallar el uranio son los detectores de las radiaciones que emite el material a través de las rocas. Los instrumentos más utilizados son el detector Geiger, el centilómetro y el espectómetro de rayos gama. También por muestras de sedimentos y ríos y análisis de la arena en laboratorios se le puede ubicar en la corteza terrestre. Dos mil serían las toneladas de reservas de uranio que, según varios estudios y cifras de Ingeominas, tendría Colombia en su Cordillera Oriental, principalmente en Caldas, los santanderes y Cundinamarca. Según estadísticas, las reservas mundiales aseguradas de uranio alcanzan los 2' 543.430 toneladas. El 24,5 por ciento están en Australia, con unas 622 mil toneladas; el 17,3 por ciento en Kazakhstán, con 439 mil tn.; el 13 por ciento en Canadá, con 331 mil toneladas; y el 8,6 por ciento en Sudáfrica, con 218 mil toneladas. Europa apenas si tiene el 1,2 por ciento de las reservas.
El uranio hallado en Colombia irá rumbo al exterior
Como en Colombia no hay reactores activos ni programas de generación de energía nuclear, el uranio que se extraiga de territorio colombiano sería enviado al exterior. Una fuente cercana al proceso que adelantan los canadienses precisó que, una vez comience la explotación, el metal será usado para generar energía. "En el país se extrae el material en bruto y no se le hace ningún tratamiento metalúrgico, porque Colombia no tiene tecnología para fundir y extraer uranio", explicó el geólogo Luis Albino León. Agregó que aquí solo se separan físicamente los minerales y en un reactor le hacen un choque térmico. El uranio se abrió paso para producir energía debido a la crisis energética que hay en el planeta. Y aunque su precio se ha triplicado en cinco años, sigue siendo más barato que el petróleo. Según el Código Minero, el Ingeominas es el representante directo del Estado que asigna los contratos de exploración y explotación. El Instituto otorga tres años para exploración y uno para el montaje de la mina, si es necesario. La empresa que busca el uranio debe pagarle al Gobierno 18.000 pesos anuales por hectare