Declaración De La Red Internacional Mujer Y MinerÃa
Published by MAC on 2004-10-15Source: Red Internacional Mujer y MinerÃa
Declaración de la Red Internacional Mujer y Minería - Tercera Conferencia Internacional Mujer y Minería
Visakhapatnam, India, 1 al 9 de octubre de 2004
Somos la Red Internacional Mujer y Minería, integrada por mujeres afectadas y desalojadas por la minería, por mujeres que trabajan en minas o viven en regiones mineras, y por organizaciones de derechos humanos preocupadas por las cuestiones de justicia de género en el sector minero. Hemos creado para nosotras una plataforma internacional ya que nuestras voces y llamados, que llegan desde los tajos abiertos por las minas, desde montañas, bosques y desiertos remotos, necesitan ser escuchados por todo el mundo para que se comprenda que la extracción y procesamiento de minerales implican serios impactos, a veces invisibles, en mujeres y comunidades.
Estamos convencidas que esta plataforma nos ayudará a acercanos unas con otras, desde diferentes experiencias: como trabajadoras, como integrantes de una comunidad o pueblo originario, con el fin de desafiar una economía globalizada y explotadora, prácticas y políticas mineras. Queremos definir de manera colectiva nuestra perspectiva de desarrollo sustentable y utilización de los recursos naturales, y reconstruir las vidas e identidades que han sido destruidas por la industria minera.
Por lo tanto, nos hemos reunido en esta Tercera Conferencia Internacional Mujer y Minería durante los días 1 a 9 del mes de octubre de 2004, en Visakhapatnam (India) para renovar nuestra fuerza colectiva y enfatizar nuestra demanda de justicia de género y políticas sensibles a la problemática del género para el sector minero en nuestros países. En unidad, reafirmamos nuestro compromiso con el Pacto por la Vida, para traer paz y justicia a todas nuestras hermanas y niños que sufren por causa de la minería.
La Tercera Conferencia Internacional Mujer y Minería ha presentado claramente los impactos de la minería en mujeres y niños, que habían sido identificados en las dos conferencias anteriores, con la diferencia de que estos problemas han aumentado en intensidad y alcances.
Los marcos legales nacionales y globales que imponen la liberalización del comercio, la privatización y desregulación, impulsados por organizaciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y bancos de desarrollo nacionales, implementados luego por nuestros gobiernos débiles y cómplices a niveles nacionales y sub nacionales, de acuerdo al interés de corporaciones transnacionales y la industria minera, han socavado el interés común de las mayorías, así como el desarrollo y la salud de nuestro planeta.
De las experiencias que hemos compartido en esta Tercera Conferencia, sostenemos que la minería tiene serios impactos negativos en la vida de las mujeres, su status social y cultural, sus derechos físicos y sexuales, espacios ecológicos, acceso a y control de recursos naturales, derechos legales y tradicionales, y sistemas de conocimiento.
Reafirmamos nuestro respeto por la tierra, recursos naturales, singularidad, diversidad y comunión. Queremos liderar modos de vida saludables, pacíficos y productivos que promuevan bienestar humano y riqueza ecológica. Queremos la participación de las mujeres en actividades económicas positivas y modos de vida sustentables.
Por lo tanto, la declaración colectiva de esta Tercera Conferencia es:
La minería es una industria no sustentable que no conduce al bienestar económico y social de la población. Fuerza una situación injusta de relaciones comerciales, económicas, sociales y de salud. Nuestra experiencia en luchas contra la minería, sea por los derechos de mujeres en comunidades o por trabajadoras mineras, muestra cómo el estado y la industria minera intenta frustrar nuestros movimientos sociales promoviendo la división (por ejemplo, mediante la llamada responsabilidad social corporativa), tácticas militares o de ruptura que destruyen la paz y el bienestar de nuestra gente. La minería ha conducido al aumento de los conflictos comunitarios, la violencia y el crímen organizado.
La minería es una de las industrias más masculinas, insensibles al género y hostiles a la mujer, al excluirlas del sector formal y organizado de la actividad. La privatización y liberalización a marginado completamente a la mujer de la industria minera, por reducciones a gran escala del empleo femenino y la negativa a promoverlo. Estos procesos han sido agresivamente implementados en casi todos nuestros países.
De manera creciente, la minería está ofreciendo oportunidades a la mujeres sólo de manera precaria, en contratos por día, y en los sectores de pequeña escala e informales donde la protección legal no existe. Más aun, las mujeres empleadas en el sector artesanal o de pequeña minería han sido marginadas por el ingreso de compañías mineras transnacionales a nuestras comunidades.
Sostenemos que la minería genera esencialmente una economía orientada al consumo y el mercado, hacia la ganancia corporativa y no hacia las necesidades de desarrollo social, como ha sido probado en la mayoría de nuestros países. Muchos países afectados por la minería hoy tienen los peores índices de desarrollo humano. Las mujeres involucradas en la industria, pagan el alto precio de la degradación humana para posibilitar la extracción y usufructo de minerales y metales en el mundo. La valoración de los recursos minerales no toma en cuenta estos costos humanos invisibles y sus derivados, que especialmente pagan las mujeres y los niños.
La mayoría de las mujeres que viven en comunidades mineras son forzadas a realizar actividades mineras ilegales, pierden su acceso a recursos naturales y apropiados medios de vida cuando economías basadas en la tierra cambian a economías basadas en la explotación de minerales.
La minería no sólo ha marginado a la mujer de la industria, sino que ha destruido otras oportunidades de vida de las que la mujer tradicionalmente ha dependido, respetendo territorios tradiconales y actividades basadas en bosques y aguas. En consecuencia, la minería ha conducido al deterioro del status social y económico de la mujer, especialmente la mujer indígena, como resultado de transiciones forzadas desde sistemas tradiconales basados en la tierra a economías basadas en minería.
El mito social, inducido por la industria minera, de que el mundo no puede continuar sin el actual nivel de extracción y producción de minerales, es muy cuestionable desde nuestra perspectiva de desarrollo sustentable.
La industria minera perpetúa el prejuicio que indica que las mujeres no pueden manejar apropiadamente alta tecnología, y que deben por esto ser confinadas a tareas sin calificación.
Nos indigna que la industria minera global presione a muchos de nuestros gobiernos en países sub desarrollados o en vías de desarrollo, para modificar todas aquellas constituciones nacionales, políticas de bienestar social y leyes que vayan en detrimento de las corporaciones privadas transnacionales que expropian nuestras tierras y recursos naturales. Muchas de estas presiones provienen de instituciones financieras internacionales y bancos, especialmente del Banco Mundial, como reformas económicas. Todas estas "reformas", tienen impactos directos negativos en mujeres pobres, trabajadoras mineras, campesinas e indígenas.
Donde sea que las comunidades y trabajadores se están levantando contra estos lobbies, las instituciones financieras y corporaciones internacionales niegan su responsabilidad o se retiran de proyectos irresponsables, para transferir sus crímenes a nuestros gobiernos nacionales. Esto es inaceptable.
Polemizamos con los códigos de conducta voluntarios de la industria, promovidos en lugar de resguardos legislativos y judiciales, especialmente en los procesos de compromiso y diálogo a partir de mecanismos como la actualmente practicada responsabilidad social corporativa, ya que minimizan los impactos de la minería en las mujeres y no enfrentan cuestiones básicas con respecto a sus tierras, modos de vida, empleo, seguridad, condiciones de trabajo y vida digna.
La minería produce serios impactos en la salud de las trabajadoras mineras, y ha causado enfermedades irreversibles como silicosis, tuberculosis, absestosis, y otros problemas de salud crónicos, debilitadores, terminales y reproductivos, que son deliberadamente ignorados y negados por nuestros gobiernos.
Las muejeres mineras están expuestas a altos niveles de polusión, contaminación y sustancias tóxicas en sus lugares de trabajo, y son empleadas especialmente en los sectores más peligrosos y contaminantes de la actividad, como plantas procesadoras o unidades de molienda.
Las comunidades son forzadas a consumir agua contaminada con altos niveles de toxicidad, que por lo tanto causa serios problemas reproductivos y de salud en las mujeres.
La participación de la mujer en el rol de toma de desiciones les es innnegable siendo estas trabajadoras mineras o mujeres afectadas o desalojadas por la minería.
Finalmente, esperamos que los gobiernos, las industrias, organizaciones internacionales y consumidores, entiendan su responsabilidad para con la tierra y las mujeres de esta tierra afectadas por la minería.