Response to the Canadian Ambassador from the MadreSelva Collective:
Published by MAC on 2004-11-16Response to the Canadian Ambassador from the MadreSelva Collective:
COLECTIVO MADRESELVA - Minería en Guatemala
viernes 05 de noviembre de 2004
Prense Libre
Guatemala - El debate sobre la minería se debe enfocar sobre los impactos que ésta tendría, tomando en cuenta la realidad nacional, no comparando a un país del norte con un país tropical. Por Magalí Rey Rosa El señor embajador de Canadá, James Lambert, escribió ayer un artículo, en esta misma página, para "examinar" lo que ha sido la experiencia minera en su país. Interesante su enfoque, pero no me parece adecuado comparar un país como Canadá con Guatemala.
Consideremos, en primer lugar, tamaño y población de ambos. Canadá tiene más de nueve millones de kilómetros cuadrados de superficie, Guatemala tiene poco más de 100 mil kilómetros cuadrados.
Canadá tiene 31 millones de habitantes (2001) Guatemala tiene 11 millones (2002). Eso quiere decir que en Canadá hay tres habitantes por kilómetro cuadrado, mientras en Guatemala somos más de cien habitantes por kilómetro cuadrado.
Canadá ocupa el tercero entre los países con mayor índice de desarrollo humano; Guatemala el 121. La deforestación en Canadá es de -0.1 por ciento anual, en Guatemala es de 10 por ciento anual aproximandamente.
En Canadá la población indígena es de 1.5 por ciento; en Guatemala es más del 50 por ciento.
Lo apuntado señala que Canadá es un país grande, poco poblado, con poca población indígena, donde la mayoría de la gente vive muy bien.
Guatemala es un país pequeño, densamente poblado, con una gran población indígena, donde la mayoría vive muy mal. Podríamos seguir, con datos sobre justicia e impunidad, educación, acceso a servicios de salud, etc. pero creo haber dejado claro que las diferencias entre ambos países son abismales, en muchos sentidos, y la comparación no vale.
Según Naciones Unidas, el incremento de la inversión en industrias extractivas ha tenido un gran impacto negativo sobre los medios de vida de las comunidades locales alrededor del mundo; y ésa es una realidad que parecen conocer las comunidades guatemaltecas que no quieren minería, como lo deja claro la encuesta publicada ayer en Prensa Libre.
Entiendo que una de las responsabilidades de un embajador es cuidar las inversiones de las empresas de su país, y que -como muchísimas de las transnacionales mineras son de capital canadiense- por eso se tomó la molestia de escribir un artículo sobre este asunto.
Pero creo que nos toca a las y los guatemaltecos hacer los análisis pertinentes, porque se trata de nuestro país y de nuestro futuro. El debate sobre la minería se debe enfocar sobre los impactos que ésta tendría, tomando en cuenta la realidad nacional, no comparando a un país del norte con un país del sur.